EN RESUMEN… “EMOTIONAL DESIGN. WHY LOVE (OR HATE) EVERYDAY THINGS”

Majo Castillo
4 min readMar 26, 2021

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El diseño despierta emociones. He tenido la ocasión de leer un libro que me ha hecho reflexionar sobre cómo hasta los objetos más cotidianos son capaces de crear una reacción en nosotros y hasta, incluso, transportarnos a los recuerdos más insospechados. De esto y mucho más se habla en el libro de Emotional Design. Why Love (or Hate) Everyday Things. Aquí os dejo enlace de compra.

Una copa de vino en una copa elegante, nos sabe mejor. Entre dos geles de baño, elegiremos el que nos transporte a un recuerdo de nuestra infancia. Y así pasa con infinitas cosas de nuestro día a día. Los productos poseen una dimensión emocional y tienen más éxito cuando son atractivos, agradables y divertidos.

Donald Norman, autor del libro, es profesor de ciencia cognitiva en la Universidad de California y a lo largo de su libro hace un análisis sobre cómo las personas compramos en base a nuestras emociones.

Norman nos pone como ejemplo sus tres teteras las que, pese a tener un diseño casi inservible, le encantan y le trasladan a los momentos que comparte con sus amigos en casa. Con este ejemplo el autor tan solo quiere hacernos entrever que, más allá del diseño, existe un componente emocional personal que ningún fabricante ni diseñador puede replicar.

Las emociones afectan a las decisiones de compra y se relacionan con el diseño en, según Norman, tres niveles distintos:

  1. Nivel visceral: El cerebro juzga rápidamente aquello que ve, un nivel preconsciente anterior al pensamiento. Por tanto, el impacto emocional es inmediato. En esta etapa aparecen reacciones como la compra por impulso.
  2. Nivel conductual: con la experiencia, la gente descubre qué productos son apropiados y cuáles no. En esta fase, el cerebro valora la efectividad y la calidad de la experiencia, por lo que es indispensable en este punto atender al rendimiento del producto.
  3. Nivel reflexivo: existe ya una valoración consciente que involucra a las emociones. Parte de aspectos como el mensaje, ideas, recuerdos, experiencias, la cultura, el significado que evoca el producto o su uso.

El papel de las emociones

Los científicos cognitivos aseguran que las emociones son más determinantes que la lógica a la hora de tomar decisiones, porque éstas nos advierten de aspectos como la seguridad o la comodidad y porque, además, están íntimamente ligadas al comportamiento.

Aunque los seres humanos pueden superar sus reacciones automáticas, es cierto que existe un comportamiento positivo o negativo de forma instintiva ante muchas situaciones. Los productos se han de amoldar a dichos comportamientos. Por ejemplo, una puerta de incendios. Tiene que estar diseñada para que la podamos abrir empujando, ya que tendemos a empujar cuando sentimos pánico.

Lo mismo pasa si hablamos de datos. Según como esté “pintada” la información en las compañías, ésta creará una reacción u otra. Y tampoco será igual si ve los datos en un móvil o en un videowall, o si está consumiéndose desde la oficina o mientras hace una visita comercial.

La estética, por tanto, es importante en muchas vertientes, y también en el diseño de dashboards, como te contamos en este artículo.

Las cosas atractivas funcionan mejor

Para que un producto sea atractivo, ha de seducir al usuario y esta seducción parte muchas veces de atribuir características que los hagan únicos. Lo que Norman llama “productos seductores” proporcionan al consumidor una experiencia más potente, completa y duradera.

Hay productos que seducen a los usuarios y generan una experiencia de uso mucho más potente, completa y duradera.

Nuestros pensamientos, muchos de ellos subconscientes, están teñidos de emociones y el atractivo juega un papel decisivo. El autor pone el ejemplo de un exprimidor de limones. Se lo compró porque le atrajo su peculiar diseño chapado en oro. No servía para exprimir limones, ya que el ácido cítrico daña el chapado en oro. Entonces, ¿por qué comprar un exprimidor que no sirve exprimir limones? Las razones:

  • Sus materiales y diseño eran distintivos.
  • Producía curiosidad y sorpresa, ya que su forma no delataba inmediatamente lo que era.
  • Iba más allá de las necesidades y expectativas que la gente esperaba.
  • Genera curiosidad o confusión.
  • Ofrecía una experiencia diferente y, por tanto, memorable. Una acción cotidiana se convertía en fascinante.
  • Hacía que el propietario se sintiera especial al reconocer sus propiedades únicas.

A modo de resumen, la estética y la belleza juegan un papel fundamental en la percepción que tenemos de las cosas. Aunque todos sepamos que no hay que juzgar un libro por su portada, muchas veces nos dejamos seducir por ésta.

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